TÚ, todo.

Desearía poder tenerte a cada instante aquí, para poder observarte; tan solo querría sentirte cerca, nada más. Siempre has sido la fuerza de mi alma, aquella que empujaba el miedo hacia el precipicio del olvido y me hacía sentir segura entre tanto desprecio.

Ojalá y el mundo parase cuando estás conmigo. Tus ojos son un océano de vida; sumergirme en ellos es mi único presente, porque no hay nada más maravilloso que necesitarte a cada instante. Tú eres todo lo que quiero, es simple. Tu bondad es mi razón y tu fuerza interior es la que me hace crecer como persona. No es amor, es admiración, es algo tan grande que hace llorar; es algo tan perfecto que no hay sitio para nosotros en este mundo. Llévame lejos, fuera de esta plaza de miradas furtivas, a un lugar mágico, donde pueda disfrutar de tus manos, rozándolas, tan solo rozándolas.

Me das la paz que tanto ansío en cada beso y la libertad que necesito en cada arrumaco. Día a día me regalas lo más hermoso que nunca tuve: amor. Eres el único rayo de sol que alumbra mi camino y doy gracias por ello. No me importa el futuro, ni tan siquiera el pasado, no quiero presente si tú no formas parte de él, porque sin ti, el tiempo es solo el disfraz del desconsuelo.

Joder, no puedo vivir sin ti.

Me gustaría poder vivir contigo en una fotografía, aquella bajo la palmera en la capital. Rezuma alegría. Serías mi bandera, mi himno y mi fusil. Yo no tengo más expectativas que tu nariz rozando la mía. Esa es mi felicidad.